4/20/2008

POLISAPO-2

Carta de Alejandro a los/as jóvenes de Paraguay: . . . _______ Estoy escribiendo la segunda parte de Polisapo. Para todos los chicos y nenas de Paraguay, respondiendo a muchas cartas que pidieron nuevas aventuras: Polisapo cae en una cueva y llega hasta el otro lado del Mundo donde se encuentra con personajes muy extraños. . . _______ Como adelanto, va el principio: ____________ POLISAPO EN EL CONFÍN DEL MUNDO . . . ____________________ “No hay nada mejor que la amistad” venía diciendo Polisapo vestido con el uniforme de policía rural y ecológico cruzando una picada tupidísima en medio del bosque de Carayaó, inspeccionando la zona que estaba llena de bandidos de esos que hacen el mayor daño porque perjudican la naturaleza que es de todos y no es de nadie. Imagínense que un buen día viniese una cuadrilla armada con sierras mecánicas a talar todos los urunday, cedros, timbóes y lapachos. Imagínense que una curtiembre al borde de un arroyo vaya arrojándole todos los desperdicios que usan para el cuero, enfermando el agua con químicos y quién sabe qué cosas más. No. Polisapo estaba para vigilar esas delincuencias y ustedes ya saben que cuando se trata de la naturaleza, Polisapo duerme con un solo ojo. El otro se mantiene abierto, por cualquier cosa… ¿Dónde les dije que estaba? En Carayaó. Y ¿quién vive en Carayaó? La bruja Canidia y su gato Pancracio. Ymuchos cuates más que tenía Polisapo, como el Tatú Carreta, el Pombero que anda por todo el Paraguay, hasta por Carayaó; el Ñacurutú que resultaba ser un buen ayudante para ver en la oscuridad, En medio del potrero se encontró al pie de un cerro opaco con una boca de cueva que tenía dos fornidos paraísos sombrilla a cada lado. Las flores del paraíso son frágiles y de color lila, delgaditas y con un perfume suave que entra hasta el corazón y Polisapo se rascaba la cabeza preguntándose qué habría dentro de esa cavazón de la que nunca nadie le había hablado. Se le vino una idea a la cabeza: si alguien sabría al dedillo del asunto era Canidia. Esta cueva bien podría ser el escondite de algunos malandras, o un volcán como había visto en NatGeo en la tevé o quién sabe qué. Iba a marcar el número en el celular cuando recordó que Canidia era mágica y por eso no necesitaba de los aparatos para comunicarse, que bastaba quemar unas hojas de eucalipto y el perfume le avisaba al instante. Hizo un pequeño pozo en la arena y quemó varias hojitas alargadas y entre el perfume del paraíso florecido y el del humo del eucalipto se quedó dormido en la entrada de esa misteriosa cueva, recostado contra el tronco de uno de los árboles. Se despertó cuando el ladino de Pancracio le tiró del dedo gordo del pié. -¿Qué pasa, cuate, nos llamaste? Polisapo se acicaló un poco y le dio un inmenso beso a su amiguísima la bruja Canidia mientras chocaba las manos con el granuja de Pancracio. -Sí, les hice llamar porque no sabía que existía esta cueva al pié de este cerro ni figura en el mapa. ¿Qué saben de esto? -Uy mi querido, -dijo la Bruja-. Tampoco sabemos nada. Pero habría que averiguar, a ver Pancracio, a montar en la escoba. En Canidia todo es mágico, viaja en una escoba de capií bañada con una sustancia azulada que aprendió a combinar usando un viejo libro de alquimia que le había regalado su abuelita. Canidia se pasa leyendo, ella dice siempre que no hay mejor amigo que un libro porque siempre está al servicio de la gente para responder cuando se le pregunta. El Gato se ríe diciendo: “¿Cómo va a responder si los libros no hablan?” Y Canidia entonces le enseña que la ignorancia es como la sordera y la ceguera juntas porque los que no leen ni estudian andan por el mundo sin saber por qué y para qué suceden las cosas. Hasta la ceguera y cualquier defecto se puede aliviar con el estudio pero no hay nada que resulte mejor que un libro para aprender. Además, la Bruja es muy curiosa y cuando Polisapo le preguntó qué sabía de esa misteriosa cueva ella ya se preparó para volar adentro. -Bueno, Pancracio, arriba. No te voy a esperar hasta Navidad, mi hijo. -¡Ni loco!, se apartó el Gato que como ya sabemos siempre fue muy miedoso. La piel se le erizó de solo pensar que podrían encontrarse con uno de esos bichos que siempre le mostraba Canidia en unos dibujos del Libro de Alquimia; por ejemplo el temible Dragón que escupe fuego, o la Quimera que tiene tres cabezas o el Moñai que es un personaje de los pagos del Paraguay y tiene más dientes que un yacaré. Se acordó de una tarde en la que quedó dormido sobre la escoba cuando volaban y cayó en un estero lleno de yacarés y palometas. De no haber sido por Canidia, habría perdido la cola y el pellejo entre las dentaduras de los yacarés. . . (continúa....) . . _________ Editorial Servilibro tendrá en breve todo el libro. http://www.servilibro.com.py/ __________________